Reconozcamos que la ortografía del español no es siempre un elemento suficientemente valorado. Más allá de sus dificultades de aprendizaje, de sus reglas y excepciones, la cohesión de la lengua siempre ha encontrado en este aspecto un fiel aliado.
«La función esencial de la ortografía es garantizar y facilitar la comunicación escrita entre los usuarios de una lengua»
afirma la RAE en el prólogo de su reciente Ortografía de la lengua española (2010).
La ortografía como factor de unidad
La escritura es, en efecto, un factor unificador muy potente que ha demostrado su alta eficacia en procesos de disgregación lingüística (social, geográfica, etc.).
Aunque el español se pronuncie de forma distinta siempre se escribe igual, lo que se convierte en un apoyo vital para el afianzamiento de la norma lingüística estándar y el refuerzo del sentimiento de comunidad lingüística. De ahí que pueda ser considerada como «un bien social».
La ortografía en América
En este sentido, hay que mencionar la fidelidad en toda Hispanoamérica a la forma de escritura normativa y a la ortografía, así como el prestigio sociolingüístico que tiene el individuo que conoce y maneja con competencia las normas de expresión escrita. Y todo ello, pese a la incertidumbre generada por las discordancias entre escritura y pronunciación.
Tras los distintos procesos de independencia de los países hispanoamericanos, en algunos trató de difundirse una «ortografía americana», adecuando las grafías a sus usos lingüísticos. Los distintos intentos no pasaron de ser experimentos con poco éxito que fueron abandonados para recuperar la ortografía convencional.
En próximas entradas vamos a pasar revista a algunas de estas propuestas y disquisiciones. Mientras, disfruta este enlace a un vídeo de la ecuatoriana Multimedios 106 y cuenta tu experiencia con la ortografía.
Y ahora te toca a ti; cuéntame tu relación con la ortografía: ¿te disgusta? ¿la aprecias? ¿qué cambiarías?
Primero: No me disgusta. Independientemente de la ocupación o de la carrera profesional de cada persona, es muy importante, que la educación, desde la básica hasta la superior, se encargue de que el hablante consiga una correcta competencia lingüística en la escritura de su lengua.
Como lo indica el artículo del blog, la escritura es un elemento unificador de la comunidad lingüística, y por lo tanto, si los hablantes conocemos, y expresamos tal conocimiento, en nuestros escritos, seremos capaces de comprendernos adecuadamente, en los distintos contextos en los que nos encontremos.
Segundo: Debe existir un acuerdo más preciso y completo en cada revisión que se hace de la gramática, de manera, que no debamos estar siempre en la obligación de cambiar nuestros patrones gramaticales. Creo que de esta manera, habría mayor unidad lingüística.
Además, por qué no dictar una norma que indique que la escritura con “j”, sea siempre que el hablante se encuentre con el fonema velar fricativo sordo /x/, y con “g”, siempre que escuchemos al fonema velar oclusivo sonoro /g/.
Creo que una ortografía consistente facilita el entendimiento de palabras escritas. El cambio de un sonido o símbolo (‘letra’) puede alterar el significado fundamental de la palabra, y es más fácil interpretarla como la quería decir el interlocutor por el oído que en la escritura debido al contexto y la capacidad del oyente de pedir clarificación si es un diálogo o una conversación. En la escritura, varianza en la ortografía puede confundir al lector, especialmente si aparecen ciertas palabras escritas de una manera la primera vez y de otra manera después. Sin embargo, es necesario que los pedagogos de las normas ortográficas indiquen que los usos más comunes de las palabras pueden ser aceptados y entendidos más fácilmente en las hablas menos cultas, y que la ortografía no es una guía definitiva que restringa variaciones alternativas, ni siquiera en la escritura, sino que en la escritura formal la norma es así. Personalmente, cuando no entiendo una palabra que dice alguien, le pregunto, “¿Cómo se escribe?” y esta visualización me ayuda a recordar la palabra y su significado más general en un nivel léxico para el futuro. Por eso, me gusta la ortografía – no obstante, eliminaría algunos símbolos que tal vez que no sean necesarios (k, h, w, x) y pondría o usaría siempre otros en su lugar (por ejemplo: j por g, b por v, y por ll, j por g, qu+i, por ki, ke).
En mi opinión, es muy importante que una lengua tenga una ortografía consistente en todo su ámbito lingüístico, como tiene el español.
Sin embargo, como mencionan la entrada del blog y el video, la ortografía puede causar muchos problemas, especialmente cuando hay varias grafías por el mismo sonido, lo que ocurre con las grafías [s] [c] [z] en hablantes con seseo por ejemplo. En estos casos, creo que es esencial tener otras fuentes a cuales se puede dirigir para obtener la ortografía correcta. En español, esta fuente suele ser el latín, la lengua en que se basa generalmente la ortografía española. Por ejemplo en el caso del verbo beber, si le escritor solo tiene su pronunciación como referencia ortográfica, es posible que él no pueda acordarse si se escribe con [b] o con [v]. Pero, si el escritor tiene cierto conocimiento del latín, es probable que recordaría que beber proviene del verbo latino «bibĕre».
Personalmente, tengo pocos conocimientos del latín así que suelo recurrir a la ortografía alemana, inglesa o francesa, las cuales aprendí varios años antes del español. Estas referencias pueden ser muy útiles si las palabras son semejantes (el inglés presence por presencia). También pueden ser completamente inutiles si no hay suficiente o ninguna semejanza entre las palabras (beber y el equivalente inglés to drink, alemán trinken). Además, a veces estas fuentes causan aún más problemas ortográficas. Por ejemplo Präsenz (alemán para presencia) podría engañar a un hablante con distinción /s/ – /θ/ y crear la falsa ortografía de presenzia.
Asimismo, una ortografía correcta puede ser imprescindible para expresar el significado correcto de la palabra escrita, como el sentido cambia tan fácilmente con el cambio de una sola letra (cazar/casar) o de tilde (aun/aún; comeras/comerás). Por supuesto, a menudo cuando existen dudas nos sirve el contexto para averiguar el sentido deseado del escritor. En estos casos, la mala ortografía puede causar que, por crear un texto no entendible, el escritor está mal visto porque parece tener una mala formación educativa, o bien que es una persona poco inteligente.
Para mí, la ortografía en general nunca me ha costado mucho y por eso no me disgusta. Creo que en mi caso, crecer en un ambiente bilingüe (con alemán e inglés) y el aprendizaje temprano del francés,, me ha facilitado muchísimo aprender la norma ortográfica del español. Además, haber conocido más que una norma he aprendido a apreciar cada una de las normas por reflejar los distintos orígenes e influencias lingüísticas de estas lenguas, lo que me fascina hasta hoy en día.
Igualmente, como el español no es mi lengua materna, me resulta más fácil leer y escribir que hablar y entender lo hablado. Es por eso que cuando el escritor de un texto no sigue la norma ortográfica oficial (como en las crónicas de Indias), tengo dificultades de averiguar el significado planeado por él: otra razón porque aprecio la ortografía correcta y por la cual es importante que las lenguas tengan un sistema ortográfico.
Acerca de los cambios ortográficos que de vez en cuando hace la RAE y otros institutos equivalentes, me disgustan mucho, porque en mi opinión solo crean más confusión para los hablantes que ya se han acostumbrado a la antigua norma que aprendieron en la escuela. También crea tensión entre los profesores y los padres de los alumnos, porque si el alumno pide a sus padres que le ayuden con unos deberes, van a corregir ortografías que en el presente están correctas, porque piensan que todavía son falsas. Además de causar tensión innecesariamente, puede confundir el alumno aún más.
Pienso que la lectura y la escritura no deben ser vistas como cosas limitadas al ambiente escolar, sino como instrumentos muy poderoso para la adquisición y transmisión de saberes e ideas. Con eso, conviene decir que la lectura es una actividad preciosa, pues permite el conocimiento de la ortografía y la gramática de una lengua, perfeccionando, por consecuencia, la práctica de la escritura. Por lo tanto, puedo decir que aprecio la ortografía.
Hay personas que cometen errores ortográficos, y defienden que el objetivo de un texto es expresar ideas, luego lo más importante sería el contenido general, es decir, el mensaje en sí. Sin embargo, esa actitud es muy pobre, al considerar que ignora cuestiones más complejas, como la relación de la escritura del sujeto con su imagen social, académica y profesional.
A mi no me disgusta la ortografía. Incluso cuando percibo algún error, suelo a ser conservador, no me gustando cuando veo algo que no está bien escrito. Además, en mi opinión, quien escribe mal llega a perder la credibilidad en muchos casos. Sin decir cuando se altera el significado de las palabras por no saber escribirlas o como acentuarlas, como en las confusiones entre tú y tu, él y el, haber y a ver, vez y ves, hecho y echo, halla, haya y allá, etc. Es normal que, a veces, alguien no esté muy seguro sobre la correcta grafía de alguna palabra, y para eso la solución más práctica sería mirar en el diccionario.
Hay también la cuestión de las abreviaturas en los mensajes cortos, que priorizan la agilidad al escribir, como en los SMS o en las conversaciones en redes sociales, tales como Facebook, Twitter, Whatsapp, etc. Ese tipo de comunicación suele ser más común entre los jóvenes. Un problema a ser observado es que esos usos pueden ser llevados adelante por algunas personas, incluso en situaciones en que no serían convenientes, como en un mensaje de e-mail más formal, tareas escolares, redacciones del trabajo, etc.
Con todo eso, pienso que la única cosa que yo cambiaría en la cuestión de la ortografía estaría en la didáctica, es decir, el enfoque en la enseñanza. Digo eso porque es necesario que los docentes traten, por ejemplo, del tema de las abreviaciones en la internet y en los móviles, pero con una miente más abierta y realista, sin condenar totalmente tales usos, ya que no van a dejar de ocurrir por eso, pero mostrando a los estudiantes que esas realizaciones están reservadas para determinadas situaciones, explicando las consecuencias que se puede tener por no saber utilizar apropiadamente la ortografía.
Es recomendable que se conozca la grafía correcta según la convención de la escritura en una lengua, pues eso tiene mucha importancia en la elaboración de un texto. Además, el respeto a las normas ortográficas contribuye para la construcción de una buena imagen del sujeto que escribe, le dando prestigio sociolingüístico por conocerlas y saber utilizarlas.
No, a mí no me disgusta la ortografía. Es un componente importante de la comunicación, especialmente porque es más normativa. A veces la ortografía me da problemas, particularmente cuando hay dos grafemas que corresponden al mismo sonido, como “b” y “v.” Pero en general, como estudiante de español como segunda lengua, aprecio la ortografía muchísimo. La aprecio por ser algo normativo, unificador entre los hispanohablantes, mientras que varían más la pronunciación y el léxico. Por ejemplo, aunque me enseñaron “el español de México” en los Estados Unidos, y aunque tenía que adaptarme a la pronunciación andaluza, podría entender el español escrito en cualquier lugar sin tantas dificultades.
Para mí, el español escrito es más fácil de entender que el hablado porque las gran diferencias de pronunciación entre los hispanohablantes son neutralizadas por la ortografía. Por ejemplo, hay diferentes realizaciones de la “j”, como una velar fricativa sorda, o bien una aspirada. Pero se representan todos estos sonidos con la grafema “j.” Además las varias realizaciones de la /-s/ implosiva, en un continuum desde el mantenimiento de la sibilante hasta la aspiración y eventualmente la pérdida total, pueden crear confusión. Sin la /-s/ final de palabra, particularmente, no es tan claro la pluralidad de un sustantivo, o el tiempo verbal. Pero la ortografía todavía mantiene estos marcos con la “s” escrita, y entonces hace más claro el significado. De la misma manera, la ortografía evita la falta de claridad creada por la confusión de los fonemas /r/ y /l/ en algunas modalidades de español. En general, mientras que el habla rápida y el acento propio hacen la lengua más variable, y a veces más difícil de entender, la ortografía sirve como un modo comunicativo más estándar.
Aunque para mí es más fácil usar y entender el español escrito con la ortografía estándar que aprendí en la escuela, creería que este es más difícil y aún ilógico para los hispanohablantes que se sienten más cómodos con el español hablado. Me gusta que la ortografía estándar neutralice diferencias de pronunciación, pero para los hispanohablantes, podría ser difícil recordar donde aparecen las diferencias entre lo que hablan y lo que deben escribir. Aprendieron el español hablado en su localidad primero, antes del español estándar. Por ejemplo, el hombre en el vídeo de Multimedios 106 admitió que se equivocaba cuando escribía la palabra “presencia.” El hombre, que tiene seseo, tiene dificultad para recordar donde aparecen la “s” y la “c” en la palabra, y creo que es porque cuando él habla, no hace una distinción fonética entre los grafemas. Otro hombre tiene dificultad con las tildes. Para mí, las tildes son indicadores claves para pronunciar correctamente la palabra. Pero para alguien que no necesita pensar en cada pronunciación, las tildes pueden convertirse en algo no ayudante, sino confuso.
En el vídeo por Multimedios 106, Andrea Avila dijo que “cada letra tiene un sonido,” pero en realidad esto no siempre es cierto. Idealmente, yo cambiaría la ortografía para que refleje mejor los sonidos de la palabra, pero todavía respectando las variantes de pronunciación. Es decir, cambiaría los elementos de la ortografía que son “innecesarios” fonéticamente para todos los hablantes. Por ejemplo, hay dos grafemas para representar el fonema bilabial oclusiva sonora /b/: “b” y “v.” Para simplificar la ortografía española y evitar confusión, se podría elegir uno de ellos para representar este sonido. Se podría consolidar los dos grafemas en uno estándar. De la misma manera, hay varios grafemas que pueden representar el fonema velar fricativo sordo /x/: la “j” de “jamón,” la “g” seguido por “e” o “i,” como en “gente” o “gigante,” y la “x,” como en “mexicano.” Para simplificarlo, podría designar sólo el grafema “j” para el sonido velar fricativo sordo /x/, mientras la “g” queda con solamente un sonido: el velar oclusivo sonoro /g/. Sin embargo, aunque esta propuesta simplificaría el sistema ortográfico un poco, todavía se quedaría la cuestión de diferentes realizaciones fonéticas. Por ejemplo, no todos los hispanohablantes realmente pronuncian la “j’ como una velar fricativa sorda. Algunos la aspiran, o tienen una realización intermedia. Otro obstáculo es que, mientras algunos hablantes hacen una distinción entre algunas grafemas, como “y” y “ll” o “s” y “c,” otros no la hacen. Para respectar a los que sí distinguen, creo que necesitamos preservar los dos grafemas. Pero también debemos entender que, para los hablantes que no los ven como distintos, es válido que los confundirían a veces, y este trueque ortográfico no debe ser tan marcado socialmente.
Yo creo que es obvio: hay que tener un sistema ortográfico con una lengua para tener uniformidad, las normas correctas, y un entendimiento general de los hablantes para que no se confundan las palabras. Pero también, no es así siempre; hay algunos hablantes que no pueden escribir o recordar todas las reglas de la ortografía, y en muchos casos estos errores regulares depende de la persona (por ejemplo, con el ciudadano en el video que siempre tiene problemas con el “s vs. c” con la palabra presencia). El blog alude a la conexión entre la ortografía y su uso correcto como una indicación del prestigio sociolingüístico, y estoy de acuerdo. El lector puede notar fácilmente los errores de la ortografía y afectan a la opinión del escritor y la claridad de su escritura.
Andrea Ávila, la filóloga y catedrática de la Universidad Central del video, dice que la ortografía “es una problema de todas las lenguas” y sí, es la verdad. Además, como un hablante nativo de inglés, a mí me parece que tenemos mucho más problemas con la ortografía (salvo del asunto de los tildes porque no existe en nuestra lengua). Hay más sonidos diferentes o también varias combinaciones de las letras para crear el mismo sonido. Por otro lado, hay un montón de casos ortográficos en inglés que tienen varias pronunciaciones diferentes depende de la combinación de los fonemas en la palabra. Los errores ortográficos son, de esencia, universal entre todas las lenguas escritas; para mí, tiene mucho más sentido cuando los sonidos y la ortografía son iguales. Pero a pesar de esta relación que a veces no coinciden muy bien, me gusta la ortografía como una guía para aprender nuevas palabras—con los dos lenguas, inglés y español. Por eso, me gusta la ortografía regulada como una necesidad para todas la lenguas como “el refuerzo del sentimiento de comunidad lingüística.”
Aunque la ortografía sea completemente esencial para algunos idiomas, como el inglés o el frances, es posible decir que quizás es menos imprescindible en cuanto al español. Se diseña la ortografía española para representar lo más fielmente que es posible las similaridades entre los grafemas y los fonemas, hasta el punto de que la RAE la revisó entre 1803-1815 para guardar esta exactitud. Sin embargo, dicho eso, es innegable que la ortografía es necesaria para varias razones, por ejemplo la facilidad de difundir la información al país entero, la erradicación de los malentendidos potenciales y la inclusión de tildes para distinguir entre varias palabras, como esta y está (algo mucho más importante en el español que en algunos otros lenguajes). Se facilita también el aprendizaje del idioma para hablantes no nativos a causa de la existencia de una lengua estándar y la posibilidad de visualizar lo que intenta aprender. Estoy de acuerdo también con el punto en cuanto a la cohesión social del país y la creación de una comunidad lingüística, algo quizás especialmente importante para España cuando se considera el vasco y el catalán.
Para mí, seguro que ahora aprecio mucho más la ortografía española después de vivir en la región andaluz; por ejemplo la tendencia de aspirar cada /s/ en la lengua hablada: hasta agosto → “hata agoto”. Como extranjera y hablante natural del inglés, es dificíl precisar lo que se debe cambiar en cuanto a la ortografía española, pero apoyaría personalmente un cambio frente a la de Latín Ámerica, si algunos países no le gusta nada más ser fiel a las normas que no tienen nada que ver con su propio antecedente histórico. No estoy de acuerdo tampoco con lo que ha dicho Andrea Ávila en cuanto a los cambios ortográficos como manifestación de una actitud autoritaria porque diría que los movimientos y cambios dentro del lenguaje es algo natural que se debe reconocer.
La escritura tiene una función unificadora, es el punto de enlace de todos los hablantes de una misma lengua, lengua que tiene sus propias variedades, a veces difícil entenderse entre ellas, pero la escritura es homogénea y permite podernos comunicarnos y entendernos con los hablantes que, aunque son de nuestra misma lengua, tienen una variedad o modalidad de habla distinta, como ocurre por ejemplo con el caso del catalán que sea quizás esta la modalidad de habla española más diferente al resto. La ortografía permite que un catalán pueda entenderse perfectamente con un canario o un mejicano por ejemplo, si bien, siempre y cuando sea la lengua escrita normativa.
Las lenguas están en continuo movimiento, evolucionan y hay cambios y nuevas palabras conforme la sociedad se va moviendo y avanzando. Es cierto que no en todos lados se dan los mismos cambios y a la misma velocidad, los orales son mucho más rápidos que los escritos porque la escritura tiene una postura más arraigada a la tradición, conservadora o unificadora, según como quiera verse.
Personalmente, la ortografía es un “factor” o “elemento” ,llámese como se quiera, muy importante y al que aprecio mucho. Es algo innato a la lengua su carácter dinámico, cambiante y progresista, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo y apoyo, sin embargo, en el campo ortográfico mantengo una postura más tradicional. Hay ciertas incongruencias ortográficas que sí cambiaría, pero no estoy totalmente de acuerdo con algunos cambios que se han estado haciendo en los últimos años o los que estás propuestos, y me refiero especialmente en el tema de los acentos gráficos.
Cambios como : guión/guion no creo que sean cambios de gran importancia para la sociedad, es decir, no son cambios, a mi manera de entender, que se deban al avance de la sociedad en el sentido de que existen nuevas realidades a las que haya que darles un nombre o que sea una palabra que se pueda confundir con otra o nuevas maneras de hablar o de decir, ni tampoco y ,quizás sea esto a lo que más me quería referir con lo de cambios de gran importancia y avances, que se pronuncie de manera distinta. Mientras haya hablantes que lo sigan pronunciando igual, o la mayoría de los hablantes, no entiendo el por qué de los cambios. Estaría totalmente de acuerdo en el cambio ortográfico de cualquier palabra que cambie también su pronunciación. Tal vez, toda esta manera de ver tenga mucho que ver con que el español es una lengua que se escribe tal y como se habla, aunque es cierto que no hablamos con acentos gráficos, sino con acentos fónico.
En cambio, hay ciertas incongruencias o discordancias, como he dicho antes, o al menos, lo son bajo mi punto de vista con las que no estoy totalmente de acuerdo y sí cambiaría , como por ejemplo es el caso de solo/sólo que ahora lo normativo es solo. Nunca he entendido por qué una se acentuaba y la otra no si vienen a tener el mismo significado, no entendía por qué tenía que escribir y hacer una distinción ortográfica cuando escribía frases como: “Estoy solo” o “Vienes sólo tú”. La explicación que me daban es que el acentuado gráficamente venía de un adverbio: solamente, pero aún así el significado o la realidad semántica viene a ser la misma. Aún así, lo acaté y me acostumbré, luego lo cambiaron y me pareció horrible porque aunque no estaba muy de acuerdo con esto y era a lo que estaba acostumbrada, me suponía tener que volver a acostumbrarme a la nueva norma porque es algo automático y cuesta cambiar sobre todo, si es como lo llevas escribiendo desde siempre o como te lo enseñaron en tus indicios de escritura. La costumbre y la escritura automática son también muy influenciantes en el tema de la ortografía.
La buena ortografía es algo que enamora y a veces resulta doloroso, sobre todo, en la jerga adolescente esas palabras medio asesinadas o grafías reduplicadas y cosas así. Creo que también es importante el nivel cultural y académico de las personas, una persona con estudios o u nivel académico o cultural alto siempre tenderá a mantener una escritura más tradicional o normativa que aquella persona de nivel medio o, sobre todo, bajo alejada o que no conozca la norma. Sin embargo aquí puede surgir una contrariedad y es que precisamente las personas con un alto nivel cultural sean más tolerantes en los cambios ortográficos que aquellas con un bajo nivel por motivos varios.
Por último, también creo que las multinacionales, medios de comunicación, publicidad y cualquier elemento que sea un factor de movilidad de masas, son incluso más importantes para todo el tema de la ortografía que cualquiera de los factores que he ido mencionando anteriormente. Son lo más proclives y eficaces para promover un cambio ortográfico, tienen más poder incluso que cualquier academia de la lengua y posiblemente, sean estos cambios o modas o tendencias ortográficas que vengan de cualquier medio que mueva las masas, los que acaben triunfando y con el paso del tiempo se acabe generalizando y se hagan normativos.
Para empezar mi comentario, debo decir que estoy completamente de acuerdo con la primera oración de la entrada del blog: ‘La ortografía no siempre es un elemento lo suficientemente valorado’. Esta afirmación debería provocarnos de alguna manera un cierto pavor, ya que la comunicación no es única y exclusivamente oral. La escritura también sirve para comunicarse y si la escritura es incorrecta, el mensaje llegará defectuoso al receptor, y, si esto sucede, la comunicación no será adecuada.
Respondiendo a la primera de las preguntas que se plantean he de decir que la ortografía para nada me disgusta, es más, la considero bastante necesaria porque aporta uniformidad a una lengua. Independientemente de las variedades lingüísticas, modalidades, hablas o dialectos que tenga el español en sí, la ortografía lo unifica y, esta unidad, es bastante ventajosa (por ejemplo para que un hablante extranjero pueda aprender de un modo más sencillo una lengua).
Me gustaría citar una de las frases que dice Andrea Ávila en el video y aportar algunos comentarios sobre ella: ‘Cuando yo oigo bien, escribo bien’. Desde mi punto de vista esta, afirmación no es totalmente cierta. Poniendo el ejemplo del andaluz (que ha sido tan influyente en el español de América) nos damos cuenta de que no se habla totalmente como se escribe. Los andaluces aspiran algunas letras al hablar que en la escritura si muestran gráficamente.
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