Comenzamos hoy una serie de entradas sobre una figura honorable de la historia de Nicaragua, el obispo Valdivieso, y el precio que pagó por la defensa del indio.
La muerte del obispo Valdivieso
El 20 de diciembre del año 2000, en las ruinas de León Viejo (Nicaragua) se encuentra una osamenta que, sometida a un análisis forense posterior, permite dictaminar:
«la causa probable de muerte fueron las heridas múltiples en tórax posterior, con seccionamiento medular; a nivel de L3-L4; Fracturas de cúbito, radio y fémur; todas estas múltiples lesiones se asocian por su mecanismo de producción con lesiones viscerales toraco abdominales que generan sangrados masivos los que probablemente determinaron su causa de muerte. […] Por los caracteres obvios de fractura en cúbito y radio y desviación de columna a nivel de L3-L4, fractura de 1/3 de distal de fémur derecho el tipo de muerte es VIOLENTA, TRAUMÁTICA»[1].
De esta forma muere el 26 de febrero de 1550[2] fray Antonio de Valdivieso, de la Orden de Predicadores, obispo de Nicaragua desde 1544.
Breve biografía de Antonio de Valdivieso
No conocemos con seguridad la fecha de su nacimiento, pero sí que fue en Villahermosa (Burgos) donde ingresó en el convento de Santo Domingo de San Pablo. Murió cuando tenía entre 50 y 55 años, según el citado informe forense.
Valdivieso en América
Al igual que su hermano de religión, fray Bartolomé de las Casas, creía fervientemente en la necesidad de liberar al indio de la situación de miseria en la que se encontraba, motivada por el maltrato de los españoles, de los criollos y aun de los mestizos que gozaban del favor de los poderosos y participaban de una corrupción generalizada.
Carlos I le encargó la misión de implantar las Leyes Nuevas de 1542 en el territorio. Esto no era tarea fácil ya que estás disposiciones suponían cortar radicalmente los privilegios y la libertad con que los afincados en Indias habían dispuesto de la tierra y de sus naturales, de todo lo cual venían disfrutando sin que las sucesivas disposiciones de la Corona y sus enviados tuvieran efecto.
El obispo Valdivieso parecía ser persona idónea para ello y el propio Emperador lo describe en carta dirigida al Santo Padre como
“persona benemérita y cual conviene para la salvación de las ánimas de los naturales de aquella tierra” (carta de 1 de marzo de 1543)[4]
Valdivieso, se dedicó con paciencia y valor durante seis años a mejorar las condiciones de vida del indio y a procurar el cumplimiento de las nuevas instrucciones, que trataban de frenar los abusos y el despoblamiento de la tierra.
Cumplió su compromiso hasta que muriço a manos de los hijos de Rodrigo de Conteras, dueño por aquel entonces de más de la mitad de Nicaragua.
Las cartas del obispo Valdivieso
Las cartas que escribió desde las Indias, constituyen una crónica fiel y descarnada de las circunstancias que le tocó vivir.
Con su estilo personal y claro, vierte en ellas sus opiniones, su malestar y su alarma, con una sinceridad e inmediatez conmovedoras. Le preocupa desde el primer momento la desvergüenza con que los cargos públicos tratan a los representantes de la Iglesia y la impunidad con que se cometen atropellos.
Con ello no sólo se impedía el cumplimiento de la ley, sino también –y lo que para él era más grave- la posibilidad de obtener frutos espirituales y de llevar a buen puerto la evangelización, porque
«los anyniqua [‘aniquila’] y nefandamente contra la justicia sojuzgados, son ympedidos y estorbados en la doctrina de nuestra santa fee católica y de conoçer a su Criador, que es el fyn y causa final con que los reyes de Castilla y León tienen estas tierras«.
Si el Obispo se hubiera dedicado calladamente a su actividad eclesiástica haciendo la vista gorda, probablemente hubiera vivido más años y con más tranquilidad en su cargo. Pero él considera que su misión es
“corregir vicios y plantar virtudes”
El obispo Valdivieso repite esta frase insistentemente y procurará ponerla en práctica con toda la pasión de su fe, para no perder su propia alma
«porque yo acepté el obispado para mereçer más y no para perder mi ánima».
La actividad de Valdivieso era auténticamente apostólica y no calló ante los desmanes de los que gobernaban en la sociedad criolla, por más que su actitud le reportó continuas amenazas que se consumaron con la muerte que él mismo anunció.
¿Quieres saber más sobre Antonio de Valdivieso? Continuará en próximas entradas.
Notas:
[1] Informe de Medicina Legal, Corte Suprema de Justicia (caso nº F 043-2001), firmado por el Dr. Miguel Gaitán y el Dr. Zacarías Duarte. Agradezco a D. Carlos Alemán las facilidades para consultar este documento.
[2] El licenciado Lagasca indica como fecha el 22 (Vega Bolaños, Documentos para la historia de Nicaragua, t. XVII, págs. 239-275). El carmelita A. Vázquez de Espinosa da como fecha «el 26 de enero de 1549, día de San Policarpo Obispo y Mártir», sin duda un lapsus pues S. Policarpo es el 23 de febrero y la muerte de Valdivieso tuvo lugar en 1550, Compendio y descripción de las Indias Occidentales, Madrid, Historia 16, 1992, pág. 364.
[4] Vega Bolaños, op.cit., t. VII, pág. 376.
[…] las primeras cartas el Obispo Valdivieso hace un análisis de la situación que encuentra al llegar a su diócesis y […]
[…] más llegar a su destino, Antonio de Valdivieso empieza una actividad epistolar que será su medio de contacto regular con la Corona. En ellas […]