Desde la orilla atlántica, parece existir también dudas sobre el uso de castellano o español.
La visión americana
Andrés Bello prefijó hablar de castellano:
«Se llama lengua castellana (con menos propiedad española) la que se habla en Castilla y que con las armas y las leyes de los castellanos pasó a la América, y es hoy el idioma común de los Estados hispano-americanos» (Gramática de la lengua castellana, 1874).
Amado Alonso precisa cómo , pese a algunos intentos de parte de los maestros por extender el término español, éste tiene a evitarse con preferencia por el de castellano:
«El motivo principal (…) es uno que se relaciona con el sentimiento de nacionalidad: Español nació, perduró y vive en España como el nombre del idioma nacional; y lo que en España es fuerza positiva, en América lo es negativa: español puede fácilmente evocar una nacionalidad extranjera, y por eso se evita.»
El término «idioma nacional»
Precisamente, para evitar esto, en algunos países como México y Argentina se ha extendido el término idioma nacional.
Los intentos por caracterizar ese supuesto idioma nacional (idioma mexicano o idioma argentino) han fracasado, pero permaneció el término.
«Así -continúa Amado Alonso-, en 1852 se establece por el Ministerio la asignatura de idioma nacional, con el fin principal de orientar la enseñanza de la lengua prácticamente, a base de ejercicios, y con el destierro de las especulaciones gramaticales en uso».
Otros nombres de la lengua
Pero la iniciativa no dio resultado y en sucesivas reformas esta asignatura se le llama:
- «gramática castellana» (1855)
- «gramática española» (1865)
- «idioma nacional» (1884-1900)
- «lengua castellana» (1886)
- «idioma castellano» (1891-93)
- «idioma patrio» (1901-2)
La denominación «lengua americana»
Antes de que terminaran las guerras de la independencia se propuso también el término de lengua americana para una lengua común que se desentendiera del modelo peninsular; e incluso se intentó la creación de una «Academia de la Lengua Americana» (1826, Bolivia) que no tuvo eco.
Pero español es un gentilicio de ciudadanía y al igual que en España se resolvió que se llamase española porque el nombre de lengua castellana hería el regionalismo de vascos, gallegos y catalanes, en algunos países americanos se adoptó el término idioma nacional, puesto que la lengua española se habla en naciones independientes que ya no son políticamente españolas.
El sentimiento criollista
La expresión «idioma nacional» no tuvo en un principio el sentido de que la lengua de Argentina fuera otra que el de España, pero los escritores criollistas impregnaron este término de un sentimiento patriótico que sí establecía una diferencia aunque no científicamente, pero sí afectivamente.
Contra esta ambigüedad reaccionaron tanto las autoridades políticas como lingüísticas argentinas. Arturo Costa Álvarez es contundente en su reflexión sobre este nombre:
«…siempre habrá que lamentar, repito, la creación de esa fórmula ambigua que, al pasar a la lengua común no sirve sino para encubrir, como si fuera una vergüenza, el nombre real del idioma que hablamos, y para fomentar en nuestros tontos la esperanza de que, a fuerza de disimular el nombre de la cosa, ésta ha de acabar por cambiar de naturaleza. Entre tanto, en el campo científico y literario del mundo entero, esa fórmula sin sentido específico proclama a todos los vientos que los argentinos hablamos una lengua innominada».
El hablante nativo siente su lengua como un bien propio y por ello no le es del todo indiferente el nombre que reciba. Y tú, ¿qué hablas: castellano o español?
Obras citadas:
- Alonso, Amado (1958) Castellano, español, idioma nacional: histori espiritual de tres nombres, Buenos Aires: Losada.
- Costa Álvarez, Arturo (1932) Nuestra lengua, Buenos Aires:
- Menéndez Pidal, R.,(1942) «La lengua española (Carta a los señores A.M. Espinosa y L.A. Wilkins)», La lengua de Cristóbal Colón, el estilo de Santa Teresa y otros estudios sobre el siglo XVI, Madrid: Espasa-Calpe, págs. 121-143.
¡Hola!
Me gusta mucho su blog. Yo creo que el español tiene varias modalidades, por una parte la septentrional, que se habla de Despeñaperros para arriba y por otra la meridional, hablada en toda hispanoamérica, en las Islas Canarias, en la región de Murcia, en Extremadura (sobre todo en la provincia de Badajoz), en Andalucía, Ceuta y Melilla.
Cuando oigo que los andaluces hablamos mal el castellano, siempre digo que los andaluces no hablamos un mal castellano, sino un perfecto andaluz. Si me preguntan digo que hablo andaluz, así es como hablo.
Entiendo que haya motivos históricos para considerarlo castellano, pero prefiero llamarlo español, aunque también comprendo que para ustedes está vinculado a una nacionalidad extranjera.
Un saludo a todos.